
Fueron dos los devastadores incendios que ocurrieron en 2022 en la Sierra de la Culebra. El primero se comenzó llamando Incendio Forestal de Riofrío de Aliste por haberse iniciado en el término municipal de este pueblo, pero según iba adentrándose en la Sierra de la Culebra, pasó a denominarse con ese nombre. El segundo se bautizó como Incendio Forestal de Losacio por haber comenzado en ese municipio.
Ambos incendios dirigieron velozmente sus llamaradas hacia la Sierra de la Culebra, quemando cada uno de ellos un tercio de su masa forestal. Con unas 30.000 hectáreas quemadas en cada incendio, ambos se convierten en unos de los incendios más grandes de la historia del país.
Incendio Forestal de la Sierra de la Culebra (Primer incendio)
El verano de 2022 fue atípico. Tras una primavera que había resultado más fría de lo normal hasta bien entrado el mes de mayo, llegó una intensísima ola de calor en junio. Y es que las temperaturas diurnas alcanzaron los 40 grados casi todos los días durante las primeras tres semanas, y las nocturnas no bajaron de veinte. En ese contexto de calor extremo y con enorme falta de lluvias, surgió el llamado incendio forestal de la Sierra de la Culebra (Comenzó llamándose incendio forestal de Riofrío de Aliste).
Comenzó el 15 de junio, al atardecer, tras una fortísima tormenta seca. La tormenta trajo consigo nubes negras, un viento casi huracanado y descargó multitud de rayos, en lugar de agua. Con el calor extremo y la sequía, los rayos prendieron fuego en varios puntos diferentes de las inmediaciones de la Sierra de la Culebra. El fuego se extendió velozmente por las masas arboladas donde había combustible suficiente para avanzar con una velocidad inaudita. De hecho, el fuego avanzaba tan rápido que más de 10 municipios se tuvieron que desalojar en los días siguientes por el riesgo cierto de que sus habitantes pudieran verse afectados por el humo o por las llamaradas.

Tres días más tarde las temperaturas bajaron, las fuertes rachas de viento amainaron y con la ayuda de unas gotas de lluvia, se pudo controlar el incendio, que había quemado ya cerca de 30.000 hectáreas.

Incendio Forestal de Losacio (Segundo incendio de la Sierra de la Culebra)
El segundo de los incendios, el de Losacio, comenzó un mes más tarde, el 17 de julio de 2022. En su comienzo se dieron las mismas condiciones que hicieron prender al primero: calor extremo, sequía y tormentas secas al atardecer.
Fue un fuego increíblemente voraz, más que el primero, y llegó a quemar 10.000 hectáreas en tan solo cuatro horas. Los vecinos de varios pueblos tuvieron que huir a toda prisa de sus casas porque el fuego corría tanto que nada podían hacer. Decían, literalmente, que ‘el fuego se nos echó encima’. En total, nada menos que treinta y cuatro municipios tuvieron que ser desalojados en este incendio. El incendio atravesó velozmente la Sierra de la Culebra y continuó quemando en dirección a Benavente, y no se logró estabilizar hasta el 22 de julio. De hecho, no se dio por extinguido totalmente hasta mediados de agosto.




Cinco días después de que comenzara el incendio, éste se dio por controlado. Debido a las temperaturas extremadamente altas (Máximas diarias de 40 y mínimas nocturnas no inferiores a 20) y a la sequía acumulada, los pinos de la Sierra de la Culebra seguían ardiendo hasta consumir totalmente su tocón y su raíz, dejando en su lugar un agujero. La Sierra de la Culebra era esos días un paraje fantasmagórico lleno de fumarolas, ceniza y árboles completamente calcinados.


El fin de los incendios
La colaboración vecinal sigue siendo imprescindible en los pueblos. Ambos incendios de la Sierra de la Culebra habrían sido muchísimo más destructivos y peligrosos para los pueblos de no ser por los vecinos. Algunos arriesgaron su maquinaria y su integridad física para extinguir los fuegos cuando se acercaban peligrosamente a su pueblo y ya no quedaba otra opción. Otros, lamentablemente fallecieron en su empeño.



El viñedo como cortafuegos
Pocos cultivos sobrevivieron a la potencia sin control de los incendios de la Sierra de la Culebra. Los viñedos fueron uno de ellos. Incluso rodeados por maleza alrededor, los viejos majuelos familiares hicieron de cortafuegos natural allá donde estaban. Sólo hubo que lamentar que a algunas plantas se les chamuscaran parte de las hojas, pero con toda seguridad volverán a brotar en todo su esplendor la primavera próxima. Además de esto, nuestros viñedos han demostrado una capacidad de autorregulación excepcional en este año tan difícil por la sequía y las temperaturas de calor extremo y han sido capaces de producir otro año más unas uvas de una extraordinaria calidad. ¿Habrá smoke taint? Veremos…

Paisaje tras los incendios
Tras los fuegos, donde antes había monte bajo de matorrales, jaras, urces, etc ahora no hay nada. Parece más bien un paraje lunar negruzco, lleno de rocas y palos chamuscados.
Los corrales de ovejas, las antiguas pariciones, aguantaron relativamente bien el incendio y ahora además podemos pasear por la Sierra de la Culebra y descubrir la enorme cantidad de corrales que había y de los que se conservan restos o aún incluso muchos con paredes en buen estado. Sin duda son un testimonio de tiempos no tan remotos que debemos conservar.



El futuro tras los incendios de la Sierra de la Culebra
Dicen que el fuego siempre tiene dos caras: La de destructor y la de regenerador.
Después de muchos años en los que la naturaleza ha ido creciendo a su ritmo tanto en la Sierra de la Culebra como en los pueblos de su falda, no era descabellado presagiar que un incendio llegaría algún día y quemaría una buena parte. Lo que seguramente nadie nunca imaginó es que el cóctel perfecto de altísimas temperaturas, sequía y tormentas secas se juntara durante el final de la primavera y los primeros meses de verano de 2022 y nos atacara de forma tan brutal.
Y menos aún, nadie llegó a imaginar que esta situación tan anómala se replicaría a lo largo y ancho del país y de buena parte de Europa; ni tampoco nadie imaginó que se juntarían varios incendios -muchos- en otros lugares cercanos y lejanos a la Sierra de la Culebra en las mismas fechas en las que el fuego consumía nuestra querida Sierra y avanzaba sin piedad por los pueblos.
Ya conocíamos lo que pueden hacer los incendios en nuestra tierra. Pero nunca se vió nada parecido, ni deseamos que nadie nunca jamás lo vuelva a ver. Dos tercios de la Sierra, que se plantó con el esfuerzo y sudor de muchos de los que hoy son mayores, han desaparecido en cuestión de unos pocos días. Y tristemente, en el segundo fuego fallecieron cuatro personas intentando extinguir los fuegos. Eso es lo peor.
Y nuestra tierra, olvidada, ha tenido que sufrir estos dos terribles incendios para dejarse ver y que por fin se comience a poner el acento en impulsar planes de futuro para una región que tiene mucho que ofrecer y todo por descubrir. Ese es el carácter regenerador de los fuegos. Todo está por hacer y este es sin lugar a dudas un nuevo y necesario inicio.

